La paradójica
modernidad en los Andes
Marcelo Sarzuri-Lima
Publicado en Revista La Migraña N° 10 (2014). La Paz:
Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia
Escribir sobre la modernidad
siempre lleva consigo abordar problemas complejos, no sólo por las aristas que
componen la temática sino, y sobre todo, porque existe mucha tinta vertida y
reflexiones planteadas alrededor de este significante. No se pretende replantear
los elementos de su debate, en todo caso se pretende mostrar las paradojas que
implica -e implicaron, a lo largo de la historia- pensar y hacer la modernidad
en esta parte del mundo. La hipótesis que guía este escrito es que los y las
indígenas –a los que la historia oficial etiquetó como “los salvajes”, “los
pre-modernos”, “los atrasados”- a lo largo de sus luchas y resistencias fueron
desplegando un proyecto propio de modernidad y horizonte civilizatorio, este
proyecto no se desarrolló como parte del avance de un conocimiento científico,
una “apertura al porvenir” o un despliegue de “la razón”, sino que fue parte de
la generación de conocimientos y prácticas pertinentes a sus contextos
socioculturales y que sin duda se relaciona a la forma de lectura que
desarrollaron del tiempo histórico, lejos del proyecto eurocéntrico y colonial
de la modernidad.
Para entender la modernidad
muchas veces se ha recurrido a eventos históricos y posturas filosóficas que
implican una ruptura con un tiempo pasado, por ello Descartes y su libro El discurso del método marcan la
constitución de la subjetividad moderna: el ego
cogito; así también la Revolución
francesa, la Ilustración, el Renacimiento y el Humanismo nos llevan a entender
las posturas sociales, políticas y filosóficas de la modernidad; no se puede
perder de vista a Galileo para deducir el papel que juega la ciencia y el
desarrollo de la técnica en la modernidad y ni olvidarnos de la Revolución
Industrial, la cual marca una nueva forma de producción basada en el plusvalor
y la acumulación de capital. A este inventario cronológico de la modernidad,
habrá que sumar la colonización del Abya Yala y la “invención de América” como
momentos que determinan la naturaleza de la “primera modernidad”, la identidad
de Europa y su proyecto civilizatorio. La fijación y centralidad de cualquiera
de los momentos o posturas señaladas implicará asumir una posición
político-teórica respecto a la modernidad: algunos critican su eurocentrismo,
otros la reducción de la razón a su forma instrumental, otros señalan el
individualismo y el antropocentrismo como consecuencias de la modernidad, otros
apuntan su crítica al fetiche cientificista y su aparente representación de “lo
real” y la gran mayoría tiene en el centro del debate a las formas en que la
modernidad y el capitalismo han estrechado lazos generando una totalización
civilizatoria.